sábado, 25 de octubre de 2014

Acho nos recibe hoy con todo lo nuestro y lo de siempre

No hay sensación alguna que se pueda comparar con la aurora de una nueva versión de nuestra feria limeña, se acrecienta la expectativa y el corazón se emociona por ver un año más a las figuras del toreo en nuestra bicentenaria plaza de Acho.

Este año la versión 2014, nos brinda una nueva esperanza, nueva empresa y nuevos aires por la plaza, los taurinos de hueso colorado y las tradiciones tan peruanas y españolas que a la vez, nos da la bienvenida a las afueras con buenos aromas, sabores y ambiente de toro tan peculiar del Rímac en octubre, mes de nuestro cristo moreno y tarde de toros por las tardes.

Hoy regresamos a la plaza, con el mejor traje, cámara en mano y la fe, que esta vez la feria estará a la altura de los años de antaño, años en que era respetada no solo por la plaza, sino por su solera y los buenos toros que salían por los corrales de Acho.

Para hoy tenemos todo y comenzamos con la preferial, esa ilusión de ver a dos nacionales nuestros con las enormes ganas y el sueño suyo de llegar a ser figuras del toreo, hoy no importa quién de los dos gane, si Joaquín o Andres, hoy ya ganó el Perú, ganó dos novilleros que a base de impetud y buenos cojones, acrecientan aún más la ilusión para nuestra tierra de tener a una figura mundial.

“De los toros no sabe ni las vacas”, me dijo alguna vez, un entendido taurino en Acho, tal vez dijo la verdad mi amigo Delgado Victorio, pero lo que si se, es que el solo hecho de sentirlo, vivirlo y difundirlo, se llena uno de vigor y satisfacción de estar allí haciendo la historia, en esta la más hermosa feria taurina de nuestra patria, la de Acho, y como todos los años, allá vamos.

Hoy se abren las puertas de nuestra plaza bajopontina, y a la distancia en plegaria, hacemos fuerza para que no solo gane la empresa, tampoco solo los toreros, hoy que gane el Perú, y que el himno nacional se escuche fuerte, porque unidos todos los taurinos lograremos perdurar esta hermosa tradición por otros trecientos años más.

Nos vemos Acho.

Por: Ricardo Espinoza H.

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