Decepcionaron los
toros de la ganadería de Cesar Rincón en su presentación en Lima. Aunque bien
presentados, su juego no pudo ser peor. Lo extraño es que, durante la
semana, un grupúsculo de personajes junto a unos nuevos seguidores no cesaron
de echar barro a la ganadería peruana de Roberto Puga lidiada el último domingo
por una serie de supuestos defectos que pudieron haber tenido, y los tuvo, pero
lo cierto e irrefutable es que nos permitieron gozar de una gran tarde.
Todo lo contrario
ocurrió ayer con toros bien presentados pero mansos, huidizos, sin fijeza,
distraídos, descastados… ¿Qué dirán ahora estos señores que tanto dijeron y
hablaron de mansedumbre del ganado de la semana anterior? ¿Se habrán dado
cuenta de la diferencia? Lo que es seguro es que buscarán qué decir porque
vimos con sorpresa como despedían a los toreros entre pitos. ¿A que venía el
tema? Simple y llanamente dicho, no entienden de toros, no entienden al
toro, no entienden que en el toreo todo va en función del toro. Si no se entiende
eso es imposible entender lo que ocurre en el ruedo. Muchos teóricos sin
fundamento que se creen gurús de la tauromaquia con seguidores más ciegos que
ellos. Lamentable.
Domingo 16 de Noviembre del 2014. Tarde soleada con
ligero viento y tres cuartos de entrada. Se lidiaron cinco toros de la
ganadería de Las Ventas del Espíritu Santo, propiedad de Cesar Rincón. Bien
presentados pero mansos, de juego huido, sin entrega y descastados. Uno de la
ganadería de Achuri Viejo que salió tras ser cambiado antirreglamentariamente
el de la ganadería titular, sin clase y defendiéndose. Todos fueron pitados den
el arrastre.
Miguel Ángel Perera (azul pavo y oro): Pinchazo,
estocada trasera y tres descabellos, silencio. Estocada trasera, silencio.
Alejandro Talavante (lila y oro): Estocada
desprendida trasera atravesada y dos descabellos, silencio. Pinchazo,
otro hondo y descabello, silencio.
Bien a caballo Rafael López y Miguel Ángel Muñoz.
Con los palos, Valentín Luján y Dennis Castillo.
Cada cosa que se lee en la semana es a veces
increíble. Iluminados que no pasan de cinco listos y unos pocos seguidores,
menos ciegos que ellos, les dicen a ocho mil personas que lo que vieron no es
real. En fin, como dijo el Guerra, “Hay gente pato”, allá los que quieren
seguir al “Iluminado”. Esos mismos se despacharon ayer con sus matracas
mientras se retiraban los toreros, de por sí frustrados por no haber
podido torear como seguramente hubieran soñado o pensado hacer. El que
humildemente escribe y algo de esto sabe, les puede decir que faenas lucidas
fueron imposibles de realizar con ninguno de los lidiados. Como repito, es mi
humilde opinión, porque ya vi que esos teóricos iluminados que no saben ni como
se coge una muleta y menos como hay que colocase delante de la cara del toro,
depende de su condición. Lo tienen todo claro y hasta dan clases de ello sin
siquiera hablar explicando mientras pasan un vídeo. Solamente al final se
permiten dictar sentencias y pobre el que no les diga amén. Somos insultados y
vejados. Si no me sigues, eres del clavel o mermelero. Hoy, sí que hablaremos
de mermelada…
Juan Serrano “Finito de Córdoba”, estuvo con ganas
toda la tarde y lo intentó en ambos. Su primero fue distraído desde el capote
aunque noble. Lo toreo estimablemente con el capote pero, conforme se
desarrollaba la lidia, empeoraba la condición del burel. El mejor pitón del
toro fue el derecho y por ese lado le ligó los mejores muletazos aunque sin
redondear porque debía de corregir el sitio cada dos muletazos porque el toro
se descolocaba. Intentó torear por el izquierdo, pero el toro se quedó muy
corto por ese lado pese a intentar alargar los muletazos. Volvió al derecho y
alargó su labor que fue protestada. Con el cuarto, Finito hizo el esfuerzo con
un toro huido, manso y que buscó tablas. No se entregó en el capote y embistió
con la cara alta, además de tender hacia los adentros. Con la muleta ligó una
buena serie corta por la derecha que pareció que el animal podría pelear. Vana
ilusión. En los siguientes intentos, Finito tuvo que ir siguiendo al toro
hacia tablas mientras daba muletazos de buen trazo y largos pero sin
poder ligarlos.
Se esperaba al triunfador de la temporada española
con mucha ilusión. La afición limeña sabe de la capacidad de Perera. Pero como
todos los mortales, necesitaba un colaborador que le hiciera posible
desarrollar su técnica para crear arte. Al menos uno que medianamente
embistiera de verdad. Me permito decir que estuvo muy encima de sus dos
oponentes, sacando muletazos largos y sentidos no exentos de empaque y de
torería. Su primer toro no remató en ningún muletazo, quedándose corto. Perera
le obligó a pasar aunque sin desarrollar el toreo fundamental. Redondos
invertidos poniéndole la muleta prácticamente en la cara para provocarlo.
Buenos momentos sin contundencia. Como para pretender tener algún premio. El
quinto fue un toro descastado, sin terminar de rematar en ningún muletazo y sin
movilidad. Las insistencias de Perera resultaron baldías.
Alejandro Talavante. Igual que sus compañeros, se
estrelló con toros sin raza ni casta. Su primero buscó la querencia todo el
tiempo. En la muleta embistió con la cara suelta, parándose, descastado, sin
entregarse. Algún muletazo suelto dio Alejandro pero eso no fue suficiente para
triunfar. Solo cabeía para que viéramos sus buenas intenciones. El sexto fue
cambiado antirreglamentariamente por no embestir o embestir como un buey. Qué
vergüenza tener en su camada algo como esto. Salió en su reemplazo uno de
Achuri Viejo y nuevamente sentimos mucha preocupación porque este es el ganado
que será lidiado en última de abono. Si bien no fue como el de hace dos semanas
que desarrolló sentido, tuvo marcada querencia a tablas, sin clase para
embestir, llevando la cara alta. Por más que su matador lo intentó fue
imposible lograr al menos conjunción en su labor.
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